Pocas horas antes de morir, iluminado por los rayos de un sol parisino, Porfirio Díaz murmuró palabras aparentemente inconexas. Pero hubo una que repitió con claridad: “Oaxaca”. El general quería respirar por última vez en su tierra; su familia sabía que era imposible. Han pasado casi 100 años de aquel episodio –narrado por Martín Luis Guzmán en Muertes históricas– y los restos del ex presidente siguen enterrados en el cementerio de Montparnasse. Y ahí se quedarán hasta que la nación mexicana lo quiera.
Los esfuerzos para repatriar al hombre que gobernó México por más de tres décadas han sido realizados sólo por políticos y masones oaxaqueños, quienes conformaron la Comisión Especial de los Festejos del Centenario del general Porfirio Díaz Mori, que este jueves pedirá al Ejecutivo, mediante una sesión de cabildo en el Palacio Municipal, el retorno de los restos del héroe de la Intervención Francesa.
La Comisión está integrada por los regidores de la ciudad de Oaxaca, Francisco Jiménez, de Unidad Popular, y Francisco Reyes, del PAN, así como por la regidora Rosa Silvia García, del PRI. A la iniciativa también se sumó la Gran Logia Benito Juárez García. “El gobierno federal debe poner de su parte para que regrese Porfirio Díaz. Debemos hacer un juicio sereno e imparcial sobre su gobierno”, dice Jiménez.
Fecha: 23Junio2015 Personaje: Ignacio Diaz Bossero, Nieto Porfirio Diaz Fotografo: Braulio Tenorio
La postura de la familia es clara desde 1951: los restos sólo volverán cuando el gobierno y el pueblo así lo deseen, con honores militares, tal y como fue despedido en Francia. Así lo asegura Ignacio Díaz Bossero, bisnieto del portavoz del Plan de Tuxtepec.
“Ni siquiera en nuestra propia familia hemos podido rendirle justicia. Deberíamos traerlo ya”, asegura Díaz Bossero en Don Porfirio Caffe, un pequeño local frente al Monumento de la Revolución cuya decoración alude al Porfiriato. Le agrada que las nuevas generaciones se interesen en la figura del ex presidente sin prejuicios.
La era porfiriana ha sido estudiada desde distintos ángulos. El historiador Paul Garner refiere que muchas veces la historiografía fue “secuestrada” para ofrecer versiones maniqueas sobre el régimen. Pero hay algo –dice– en lo que coinciden todos los historiadores: la ceguera de Díaz ante la desigualdad social en aras de un liberalismo económico bien practicado.
Díaz Bossero afirma que a su bisabuelo se le puede acusar de muchas cosas, menos de corrupto. Niega las versiones sobre el supuesto enriquecimiento ilícito de los Díaz y los Limantour, dos de las familias más poderosas de aquel México. Este hombre de 70 años, licenciado en mercadotecnia, dice que vive de su pensión. Nunca ha aspirado a un escaño o una curul. Su padre, Ignacio Díaz Raigosa, fue concesionario de Radio Mil.
“Cada quien puede juzgar a Porfirio como quiera. Nosotros sólo pedimos que se diga la verdad y que se le juzgue en su contexto histórico”, comenta uno de los fundadores de la Asociación Civil de Descendientes del General Porfirio Díaz Mori, que hoy congrega a bisnietos y tataranietos del coronel.
La repatriación de los restos de Díaz no es un tema que le quite el sueño al mundo académico.Instituciones como la UNAM o el Colegio de México han guardado silencio. Sólo han participado con conferencias y coloquios sobre el Porfiriato. La comisión formada en Oaxaca –comparte el regidor Jiménez– sólo cuenta con el apoyo de algunas esferas académicas y empresariales del estado. Ante el silencio, las redes sociales actúan.
Ya son casi 7 mil las personas que integran el grupo de Facebook Recuperemos a Don Porfirio. ¡Traigamos sus restos!. “El mejor presidente de todos los tiempos”, escribe el abogado Rodolfo Téllez. “Tiene el porte de un verdadero presidente. No como el payaso que hoy tiene el país”, añade Alfredo García, empleado de Scotiabank.
“Desde hace 25 años hemos registrado una corriente revisionista de la figura de Díaz, tanto en la comunidad de historiadores como en el resto de la población. Parece que, con las nuevas generaciones, don Porfirio se encamina a la reivindicación popular”, afirma Ricardo Orozco, director del Centro de Estudios Históricos del Porfiriato.
Alejandro Valenzuela forma parte del grupo de Facebook. Tiene 30 años, vive en París y estudia el doctorado en derecho en la Universidad Panthéon-Assas. El jueves visitará, con algunos de sus compañeros, la tumba de Díaz en Montparnasse. Admite que hace varios años veía al general como un villano. Ahora se pregunta por qué los mexicanos quieren borrar 35 años de avance económico.
El abogado y divulgador José Manuel Villalpando cree que, por ahora, los huesos de Díaz no regresan: “¿Qué gobierno va a asumir esa responsabilidad tan grande? ¿Dónde van a poner los restos? ¿En Oaxaca, para que los queme la CNTE?”.
Valenzuela se mantiene optimista. Confía en las últimas generaciones. Dice que éstas son más críticas de la Revolución y sus resultados. Por eso mantiene la esperanza de que el coronel regrese al país y sea reivindicado como pilar en la construcción de la nación mexicana.
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