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Rescatistas, militares, médicos, vecinos: todos trabajando juntos para ayudar a las víctimas atrapadas.
Tras el terremoto que sembró desolación en México, una ola de solidaridad espontánea ha conmovido dentro y fuera del país.
De manera instintiva, quienes estaban cerca de los derrumbes, corrieron a quitar, a veces con las manos desnudas, los escombros para buscar a gente atrapada. Se formaron cadenas humanas: jóvenes y adultos, solos o en grupo, con palas, cubetas, guantes o su simple tesón de buscar y rescatar sobrevivientes.
"Vivimos escenas muy enternecedoras, de gente que quería ayudar, que deseaba hacer algo por los más afectados", asegura a BBC Mundo Joel Reveles, un estudiante universitario que se unió a las brigadas de rescate.
305
personas muertas
167 de los fallecidos estaban en Ciudad de México, el lugar con más víctimas fatales
7,1 fue la magnitud del terremoto
32 años se cumplía ese mismo día del devastador terremoto que dejó miles de muertos en México
12 días antes hubo un temblor de magnitud 8,1 en el sur del país que dejó al menos 90 muertos
La solidaridad de los mexicanos ya estaba de manifiesto minutos después de que el martes a las 13:14 hora local el centro del país fuera sacudido por un terremoto de magnitud 7,1 que dejaba un balance de 225 muertos en las primeras 24 horas.
Algo similar ya se vivió en el terremoto de 1985, que hace exactamente 32 años, el 19 de septiembre dejó marcado a México. Quienes recuerdan esa tragedia recuerdan la tristeza, pero también la forma excepcional en la que la ciudadanía dio un ejemplo de ayuda.
"Las lágrimas se me salían sin parar, era muy conmovedor. En medio de la tremenda desgracia que estamos viviendo, emociona ver la forma en la que está reaccionando la gente", explica Maricarmen González, que fue como voluntaria un derrumbe en Lindavista, en el norte de la Ciudad de México.
Además de los que removían los escombros, otros llegaban con sándwiches y tortas para alimentarlos. En el centro de acopio, sobraban las manos para apilar la ayuda.
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Los rescatistas piden silencio para escuchar a víctimas atrapadas.
"En medio de los derrumbes la gente también cantaba y le echaba porras a México, se están viviendo momentos de mucha unión", asegura González.
Las operaciones de rescate no pararon durante toda la noche. "Sirenas, trascabos, megáfonos. La ciudad no duerme. ¿Cómo podría?", posteó en Facebook Viétnika Batres.
Muchos abrieron sus casas a quienes necesitaban un techo para pasar la noche o solo descansar por algunas horas. "Nuestro pequeño hogar no sufrió daño y cuenta con todos los servicios básicos que requieran", ofrecía Guillermo Rivera.
Las redes sociales han sido instrumentales para coordinar la ayuda espontánea. Ahí se dice en dónde y qué se necesita. También por esos medios se ayuda a gente a encontrar a sus familiares. Circulan fotografías de niños que están perdidos de su familia.
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Voluntarios distribuyen agua y productos de primera necesidad para ayudar con las tareas de rescate.
Se ofrecen todo tipo de cosas de forma gratuita, desde grúas para remover escombros, medicinas, hasta terapia psicológica. "Doy terapia gratis para cualquier damnificado", escribe María Elena Calvert. En su página, Ingenieros Consultores, un despacho de ingeniería ofrece inspeccionar de forma gratuita las viviendas para asegurarse que estaban a salvo.
Las necesidades de ayuda han ido cambiando conforme van pasando las horas y son diferentes en cada lugar. "En algunos lugares como en la Del Valle, Narvarte, Roma, Condesa y Villacoapa ya hay mucha comida, tanta que se está echando a perder. Ahora lo que urge son palas, picos, material de curación y antisépticos", asegura Marisol Rueda, que ha visitado lugares afectados.
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Militares descansan en plena calle tras horas de trabajo de rescate.
"Sabemos que la sociedad mexicana tiene muchas cosas malas. Pero en estos momentos estamos demostrando que tenemos un gran corazón, una gran calidad humana. Se mueve todo por dentro, se siente muy bonito", asegura Mauricio Sosa, que se dirige en automóvil a ayudar a Xochimilco, en el sur de la ciudad.
Cada quien ayuda a la medida de sus posibilidades "Todos quieren poner su granito de arena. Los que son fuertes y jóvenes traen picos y palas, otros dan comida y agua", explica a BBC Mundo el voluntario Alejandro Sarmiento.
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La parte derrumbada de la escuela era un edificio de tres pisos en el que se encontraban las aulas de kínder y primaria.
"Esta es una prueba que los mexicanos unidos podemos hacer muchas cosas. Ese es el único bálsamo que nos está aliviando este dolor en medio de la tragedia", dice Karime Valle.
Ricardo Cayuela Gally publica en su Facebook, "Mi edificio dañado, mi familia dispersa y asustada. Pero veo la energía de la gente y sé que somos invencibles. Arriba México".
Entre los hashtags más usados, #FuerzaMexico y #CantayNoLlores.
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