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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió este miércoles en la Casa Blanca a su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski, en el primer viaje que este último ha realizado fuera de su país desde el comienzo de la invasión rusa. “Puede contar con todo el apoyo de este país. Los estadounidenses de todos los ámbitos de la vida, demócratas y republicanos por igual, entienden que la lucha de Ucrania es parte de algo mucho más grande”, dijo el líder estadounidense.
Biden anunció un paquete de asistencia militar adicional a Kiev de 1.850 millones de dólares (1.743 millones de euros). Más allá de la ayuda económica, el compromiso de mayor simbolismo será el envío de una batería de misiles Patriot de largo alcance, un arma con la que Estados Unidos se había resistido hasta ahora a contribuir a los esfuerzos defensivos de Ucrania ante la invasión rusa pese a que Zelenski la reclamaba con insistencia para hacer frente a los ataques rusos. “Costará un tiempo hasta que puedan emplearse en el frente, pero serán esenciales en la lucha de su pueblo”, indicó Biden. Zelenski agradeció a continuación el envió militar: “Los Patriot nos ayudarán a crear un espacio aéreo seguro; será la única manera de parar la agresión de un estado terrorista. Necesitamos sobrevivir a este invierno”.
También el miércoles, el presidente ruso, Vladímir Putin, prometió al ejército ruso todos los recursos que necesite, “sin límites de presupuestos”, para completar con éxito la ofensiva que emprendió en febrero. En una reunión con la plana mayor del Ministerio de Defensa del país, Putin aseguró que Rusia continuará desarrollando su potencial militar, incluida la “preparación para el combate” de sus fuerzas nucleares. El país aspira a aumentar el tamaño de su ejército, tradicionalmente considerado como el segundo del mundo, en un 30%.
“No existe ningún tipo de limitación a la financiación de las necesidades del ejército ruso”, aseguró el presidente al inicio del encuentro. Los combates directos se concentran en estos momentos en el sur y en el este, sin grandes avances territoriales y con bombardeos intensos lanzados en la distancia contra la infraestructura energética ucrania. Las autoridades del país invadido temen que el Kremlin se esté preparando para lanzar una nueva ofensiva desde Bielorrusia, dirigida de nuevo a la capital, Kiev, o a desestabilizar la zona cercana frontera con Polonia, por donde acceden los donativos occidentales de armamento y ayuda humanitaria.
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