A la controvertida emisora estatal rusa RT, antes Russia Today, se le complica ofrecer su programación en Alemania. Este miércoles la autoridad de radiodifusión anunció que ha prohibido la emisión de la cadena al considerar que carece de la licencia correspondiente. En realidad, RT tampoco había pedido permiso para difundir sus contenidos. Pese a ello, el programa alemán de RT, considerada por muchos expertos una herramienta más de la propaganda del Kremlin, empezó a emitir el pasado 16 de diciembre a través de satélite y de internet en un intento de saltarse la regulación alemana.
El anuncio de la Comisión para la Supervisión de Medios de Comunicación (ZAK, por sus siglas en alemán) se produce en un momento de máxima tensión entre Rusia y Occidente por la presencia de tropas rusas en la frontera de Ucrania. Sin embargo, las reticencias de las autoridades alemanas respecto a RT vienen de antiguo. Varios informes oficiales acusan a esta televisión, financiada por Moscú, de difundir propaganda, teorías conspirativas y desinformación. De hecho, la plataforma está en el punto de mira de los servicios secretos internos alemanes, que la consideran un intento de socavar la confianza en las instituciones democráticas.
RT cuenta con varios programas en lenguas extranjeras y la emisión en alemán, RT DE, podía verse online desde hace tiempo. En diciembre pasado empezó además un programa de televisión en directo. La empresa matriz, TV Novosti, intentó obtener una licencia de emisión en Luxemburgo el año pasado, pero no la consiguió. Después probó de nuevo en Serbia, donde sí la obtuvo. RT entiende que con ese permiso puede emitir por satélite en Alemania, pero las autoridades de radiodifusión le han dejado muy claro ahora que no es así.
RT suele argumentar que el programa se produce en Moscú y se difunde desde allí y que por tanto no es necesaria la licencia de Berlín, pero lo cierto es que RT tiene instalaciones en la capital alemana y ha estado jugando al gato y al ratón con las autoridades. Se avecina por tanto una disputa legal sobre dónde está la sede y si debe estar sujeta a la jurisdicción alemana.
En diciembre la plataforma YouTube bloqueó el canal de RT DE por emitir desinformación relacionada con la pandemia de covid-19. Pese a que lo hizo por cuenta propia como empresa privada y en base a sus reglas, Moscú acusó a Berlín de censura y amenazó con represalias.
La directora de RT, Margarita Simonyan, respondió en su cuenta de Twitter que el comunicado de la agencia alemana “es una completa tontería”. “No dejaremos de emitir”, aseguró. En varios tuits Simonyan trata de justificar que RT DE Productions —la productora a la que se refiere el regulador alemán— no emite en ningún sitio, sino que simplemente produce programas para RT DE TV, “que emite desde Moscú y tiene todos los derechos de emisión en Alemania y otros 32 países europeos”.
El Gobierno alemán ha calificado a RT y a otros medios similares como “actores clave en una red compleja que difunde sus narrativas en nombre de agencias estatales rusas, entre otras cosas para influir en el proceso de formación de la opinión política en Alemania”, según una respuesta dada al grupo parlamentario de los liberales en el Bundestag el año pasado. El Kremlin, por su parte, asegura que las presiones a estas plataformas forman parte de “una campaña antirrusa” y ha amenazado con responder impidiendo el trabajo de medios de comunicación alemanes en Rusia.
RT suele dar voz a representantes del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) y a portavoces del movimiento negacionista autodenominado Querdenker, que se opone a las medidas restrictivas contra el coronavirus y propaga teorías conspirativas. La Oficina para la Protección de la Constitución, el servicio secreto interno alemán, ha mencionado específicamente a RT y a Sputnik como actores clave en esos intentos de desestabilización en informes recientes.
El año pasado, una investigación del Servicio de Acción Exterior de la UE (EEAS, en sus siglas en inglés) mostró que Alemania es el país de la Unión Europea que más ataques rusos en forma de campañas de desinformación recibe. Los medios financiados por el Kremlin tienen ambiciosos planes de expansión en Alemania, con más de 550 millones de euros de inversión entre RT y Sputnik.
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Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.
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