El concepto de “techo de cristal” se refiere a las barreras invisibles y sutiles que impiden que las mujeres alcancen posiciones de liderazgo y toma de decisiones en el ámbito laboral. A pesar de los avances en la igualdad de género, las mujeres todavía enfrentan obstáculos adicionales en su trayectoria profesional, que les dificultan acceder a roles de mayor responsabilidad y poder, tanto en el ámbito público, como en el privado. El techo de cristal simboliza esas limitaciones imperceptibles que restringen el ascenso profesional de las mujeres, incluyendo la discriminación de género, los estereotipos arraigados en la sociedad y las desigualdades en las oportunidades de desarrollo y promoción. Superar el techo de cristal implica abogar por la igualdad de oportunidades y trabajar para eliminar las barreras que impiden que las mujeres alcancen su máximo potencial en el ámbito laboral.
En innegable que en el Estado de Oaxaca han existido avances en términos de paridad de género en el acceso a cargos de elección popular, sin embargo este avance se ha dado más como resultado de la inercia de las reformas constitucionales nacionales y sentencias del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que como una consecuencia de la internalización del enfoque de género en las estructuras de poder en nuestro Estado.
Si bien hemos tenido desde hace algunos sexenios paridad en el gabinete estatal, en la legislatura local y en los ayuntamientos de municipios regidos por el principio de elecciones, muchas veces se trata de un asunto formal y en la práctica son los hombres quienes ejercen las responsabilidades decisivas. El municipio de Oaxaca de Juárez no ha sido la excepción. A lo largo de su historia, salvo algunos periodos donde algunas mujeres han asumido como presidentas municipales interinas o encargadas de despacho [1], ninguna mujer ha sido electa presidenta municipal. Desde aquella elección en 1950 de Sara Brena Torres como la primera concejal mujer de la capital oaxaqueña, hasta hoy, la historia de las mujeres en Oaxaca de Juárez ha estado marcada por el sometimiento de las mujeres a las estructuras patriarcales que, a partir de diversos mecanismos de simulación, las han condenado a la marginación e intrascedencia política.
En un mundo en constante evolución, es imperativo reconocer y celebrar los logros y avances en la lucha por la igualdad de género. Sin embargo, aún hay áreas en las que los techos de cristal persisten, impidiendo que las mujeres alcancen su máximo potencial. En el Municipio de Oaxaca de Juárez, es hora de que una mujer sea electa como presidenta municipal para así romper esas barreras invisibles que limitan el progreso y la representación equitativa.
Es innegable que las mujeres han sido históricamente excluidas de los espacios relevantes de poder político. La elección de una mujer como presidenta municipal en Oaxaca de Juárez sería un paso significativo hacia la igualdad de género y un fuerte mensaje de empoderamiento para todas las mujeres del municipio y del Estado. Permitir que las mujeres ocupen cargos de liderazgo político es fundamental para garantizar una representación equitativa y una toma de decisiones más inclusiva.
La presencia de una presidenta municipal en Oaxaca de Juárez rompería los techos de cristal que han limitado el acceso de las mujeres a los cargos más altos de gobierno. Este hito histórico no solo inspiraría a las generaciones futuras, sino que también desafiaría las normas sociales y culturales arraigadas que han perpetuado la desigualdad de género. Al abrir las puertas para que una mujer lidere el municipio, se estaría enviando un mensaje claro de que el talento y la capacidad de liderazgo no tienen género.
La elección de una presidenta municipal también es crucial para garantizar una representación equitativa de la diversidad en el municipio. Las mujeres, al igual que los hombres, tienen perspectivas únicas y una comprensión única de las necesidades y desafíos que enfrentan en su vida cotidiana. Al tener una mujer en el cargo, se asegura que estas perspectivas sean tomadas en cuenta en la toma de decisiones y políticas públicas. Además, esto fomentaría la participación política de otras mujeres, incentivándolas a buscar roles de liderazgo en la comunidad.
Es innegable que ha llegado el momento de elegir a una mujer como presidenta municipal de Oaxaca de Juárez. Desde una perspectiva feminista, esto sería un paso importante hacia la igualdad de género y empoderamiento de las mujeres. Además, romper los techos de cristal permitiría una representación equitativa y diversa en el gobierno local, impulsando un cambio positivo en la toma de decisiones y políticas públicas. El tiempo para una presidenta municipal en Oaxaca de Juárez es ahora, y es nuestra responsabilidad promover un futuro más inclusivo y equitativo para todos.