Los pronósticos eran desabridos. A finales de 2022, la economía mexicana destacaba entre sus pares en Latinoamérica por ser la última en recuperar su Producto Interno Bruto (PIB) prepandemia y Estados Unidos enfrentaba un alto riesgo de recesión. Economistas en bancos de inversión y firmas de análisis pronosticaban un crecimiento ligeramente por encima del 1% para México. La Secretaría de Hacienda, por su parte, estimaba una expansión del 3%, pero no era la primera vez que el Gobierno se atrevía a ser el más optimista.
Doce meses después, el crecimiento del PIB en México se perfila para superar incluso el estimado del Gobierno, impulsado por un mercado laboral sólido, un fuerte consumo y, de manera más sorprendente, una robusta actividad en Estados Unidos. Esta resultó ser la variable más impredecible, ya que la historia muestra que EE UU suele contraerse cuando suben de manera considerable las tasas de interés. Respondiendo a lo que quizás son dinámicas nuevas creadas durante la pandemia, la primera economía mundial pudiera crecer 2,6% este año, según la Reserva Federal.
Los esfuerzos de los últimos años de la Casa Blanca por desvincular la economía estadounidense de la china han comenzado a tener un impacto positivo para México. El país destronó este año al país asiático para convertirse en el principal socio comercial de su vecino del norte. Las exportaciones chinas a EE UU cayeron 25% durante los primeros trimestres del año, de acuerdo con datos del Departamento de Comercio, mientras las mexicanas incrementaron 4,3% en el mismo periodo. En octubre, las exportaciones mexicanas acumularon 42.900 millones de dólares, un récord, según los datos más recientes de la Oficina del Censo de EE UU.
Además, la promesa del nearshoring tomó fuerza este año. La retórica comercial hostil entre EE UU y China despertó entre las empresas el interés de salir del país asiático y trasladarse a países “aliados”, y México, enmarcado por el T-MEC, está generando efervescencia. La inversión extranjera directa (IED) está en registros históricos. La Secretaría de Economía asegura que la iniciativa privada hizo públicos 363 anuncios de inversión entre enero y noviembre, con una expectativa de inyectar 106.418 millones de dólares en los próximos tres años, que equivalen al 6,4% del PIB de 2022. La mayor parte de la IED que entró al país este año fue de empresas extranjeras ya establecidas en el país. Sin embargo, el horizonte del nearshoring se mide en el mediano y largo plazo.
La mera promesa está generando optimismo en el país, como destacó el analista internacional Ian Bremmer, quien se reunió con el presidente Andrés Manuel López Obrador en marzo. “Terminé escuchando más optimismo sobre el futuro de México (por parte de los empresarios, los periodistas y el ‘hombre de la calle’) que nunca”, dijo en una publicación en redes, “el nearshoring es importante. Así como lo es también un mayor gasto en el pueblo mexicano”.
Las ayudas sociales juegan un rol en el comportamiento de la economía, por lo menos, en el corto plazo. Aunado al incremento en el salario mínimo y los récords en ingresos por remesas enviadas del extranjero a familiares en México, el consumo se fortaleció. Como botón queda la derrama dejada por los conciertos de Taylor Swift en México, la cual dejó 1.033 millones de pesos en un fin de semana.
Las remesas, la inversión extranjera y la atractiva tasa de interés que ofrecen los instrumentos financieros mexicanos (definida por la tasa objetivo del banco central) impulsaron también al tipo de cambio, el cual se apreció contra el dólar 13% este año. En un país en el que las cicatrices de hiperinflaciones y devaluaciones del pasado siguen visibles, la fortaleza del peso mexicano también ha generado optimismo. Para quienes tienen un alto poder adquisitivo, esto se tradujo a una mayor importación de bienes y viajes al extranjero.
Con la informalidad y el desempleo descendiendo a los niveles más bajos desde que se tiene registro, el mercado laboral se pinta robusto en el país. Los pronósticos para 2024 son buenos, pero no tan buenos como se espera que cierre el 2023. En una encuesta elaborada por el Banco de México, empresarios del centro y sur del país argumentaron que la demanda por crédito está bajando por la incertidumbre vinculada al proceso electoral, lo que sugiere que se están postergando inversiones hasta que pase la elección el 6 de junio. En el norte del país, por su parte, directivos aseguraron que se han visto beneficiados de que sus insumos cotizados en dólares continuaron a precios bajos.
Sin embargo, dice el reporte, “percibieron que algunas empresas pospusieron sus inversiones debido a la expectativa de mayor incertidumbre política por los próximos procesos electorales”. Los encuestados señalaron que ha habido un incremento en la duración de los trámites ante el sector público, lo que también ralentiza la inversión.
Una medida preliminar de la actividad económica, publicada por el Inegi el viernes, mostró que esta tuvo una contracción inesperada del 0,08% en octubre, lo que sorprendió al mercado. Pero a pesar de esta fluctuación, la economía se mantuvo con inercia. “Nuestra proyección apunta a una tasa de crecimiento económico del 3,5% en 2023, con un efecto de carry-over del 1,5% para 2024, lo que nos permite mantener nuestra proyección del 2,7% para 2024″, escribieron analistas de la firma de análisis Credicorp, con sede en Bogotá. Esto va en línea con el estimado del Gobierno de México, el cual espera una expansión de entre 2,5% y 3,5% para el próximo año.
“Aunque anticipamos alguna debilidad próxima, los indicadores de alta frecuencia sugieren que la composición de la demanda interna ha sido más robusta de lo esperado este año”, escribió Credicorp en su último reporte del año sobre México y siguiendo el tema recurrente: cómo México desafió todo pronóstico en 2023 y pudiera hacerlo de nuevo el próximo año.
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Es corresponsal económica para América Latina. Como periodista de investigación trabajó con Quinto Elemento Lab, NHK, BusinessWeek y OpenDemocracy, entre otros. También fue staff de Bloomberg News y Reuters en Centroamérica y Reino Unido. Es licenciada en Comunicación y Máster en Periodismo de Negocios y Finanzas por City University London.
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