2024 será un año histórico para México. No sólo porque será la elección más grande donde estarán en juego más de 20 mil cargos de elección popular, contando entre ellos, la Presidencia de la República, nueve gubernaturas, 500 diputaciones federales, 128 senadurías y 31 congresos locales. Será histórico porque por primera vez, existen posibilidades reales de que una mujer sea electa Presidenta de México.
Llegar a este punto ha costado décadas de activismo de muchas mujeres, feministas y colectivas que desde principios del siglo XX, cuestionaron al poder masculino sobre la falta del reconocimiento de la plena ciudadanía a favor de las mexicanas.
Recordemos que fue hasta 1953 cuando se promulga la reforma constitucional que reconoció el derecho de las mujeres a votar y ser votadas. Sin embargo, dicho reconocimiento no trajo como consecuencia inmediata que las mexicanas ejerciéramos plenamente nuestros derechos políticos, sino que tuvieron que pasar casi 50 años para que por primera vez, en una ley electoral se establecieran formalmente las cuotas de género (inicialmente era del 30% en las candidaturas al Congreso), después subiría al 40% en la reforma de 2008 hasta finalmente llegar al reconocimiento, primero, de la paridad en la Constitución mexicana para candidaturas al Congreso Federal y después con la histórica reforma conocida como “paridad en todo”, donde ya se estableció como principio constitucional la paridad que debe aplicarse en todos los cargos de poder.
Hago este brevísimo recuento para intentar dimensionar los avances legislativos que se impulsaron a lo largo del tiempo, a paso lento en mi opinión, pero también lo fundamentales que han sido las reformas recientes que tienen a México en una nueva realidad política, sobre todo para sus mujeres: 10 mujeres gobernando en sus estados, paridad en todos los congresos locales, un incremento importante en el ejercicio público de las mujeres a nivel municipal, pero falta algo crucial: romper el techo de cristal, esa barrera que no se ve, pero que existía hasta hace poco para que las mujeres pudieran llegar a la presidencia de México.
Hoy es casi un hecho que una mujer, Claudia Sheinbaum Pardo, puede lograr la hazaña histórica de convertirse en la candidata de Morena de cara a las elecciones del próximo año y con grandes posibilidades de lograr ser electa Presidenta de México.
Claudia, científica, de formación física, doctora en ingeniería ambiental y ganadora de un Premio Nobel junto con un panel de expertos en materia ambiental, hoy camina a paso firme rumbo a la Presidencia de la República. Su liderazgo firme pero gentil, discreto pero eficaz, ha logrado colocarla en la favorita de las encuestas que Morena levantará en próximos días.
Su trabajo al frente de la jefatura de gobierno de la Ciudad de México le ha traído el reconocimiento nacional e internacional y la simpatía de las y los mexicanos. Sin estridencias tiktokeras ni protagonismo mediático ha logrado demostrar con hechos y con cifras que es una mujer con todas las credenciales para gobernar a nuestro complejo México. Destaco principalmente, su compromiso con las mujeres:
En 5 años, logró que en la CDMX se aprobara la creación del banco de ADN para agresores sexuales así como la creación del registro público de agresores sexuales, impulsó la expedición de la Ley Olimpia que sanciona la violencia digital; impulsó la instauración de tres Centros de Justicia para las Mujeres, creó la Fiscalía de Feminicidios, se implementaron 27 centros de atención integral para las mujeres denominadas LUNAS, que han atendido a mujeres en riesgo de feminicidios; se instituyó una Red de Abogadas de las Mujeres desplegadas en 79 agencias del Ministerio Publico para garantizar el acceso a la justicia y erradicar la revictimización; se intervinieron más de 900 kilometros de caminos seguros gracias al programa Senderos Seguros y se disminuyó en un 58% los delitos de alto impacto y en un 25% los feminicidios en la Ciudad de México.
Estas son mis razones para votar por Claudia. México requiere de una mirada femenina para continuar en la construcción de un México posible para las y los mexicanos. Para mí, ese cambio se llama Claudia Sheinbaum. Ni más, ni menos.
Mariana Benítez Tiburcio
Abogada, Diputada y Cofundadora Nacional del movimiento de mujeres “Por ella, por Todas”