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Nota del editor: Hugo Lobato Rivera es fundador y director general de la agencia de relaciones públicas y comunicación CEF&RP. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y cursó la maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) – Santiago Niltepec, Oaxaca, se ubica a 740 kilómetros de distancia de la Ciudad de México. Por generaciones se han dedicado a la producción artesanal de pan, tamarindo, añil, curados y totopos, principales actividades económicas del municipio.
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El significado en latín de Niltepec o Niu-tepec es “Cerro de añil”. Más de 5,300 personas dan vida a este peculiar municipio que forma parte del Istmo de Tehuantepec, la zona más angosta del país, al estar entre el Océano Pacífico y el Golfo de México.
A un año de los sismos registrados el 7 (8.2 grados) y el 19 de septiembre (7.1 grados), que afectaron diversos estados, municipios y poblados de la República Mexicana, en Santiago Niltepec volvieron a ver la luz al final del túnel que los llevó a vivir la terrible experiencia de perder seres queridos, sus hogares, así como sus materiales de trabajo, como lo eran los hornos que usaban las mujeres de la localidad para elaborar y vender totopos, una forma de llevar recursos a sus familias.
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Sin duda, ambos fenómenos naturales cimbraron la vida de millones de personas, pero ante la adversidad, la solidaridad se hizo presente tanto del extranjero como de todos los mexicanos por auxiliar incondicionalmente a los más necesitados. La sociedad civil, gobierno y sector privado se organizaron para enviar la mayor ayuda posible a las zonas de desastre.
En el caso del “Cerro de añil”, el caos y el desorden provocó encono social, la vida cotidiana cambió por completo. Algo extraordinario tenía que suceder para devolverles la esperanza a niños, adultos y ancianos.
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A los pocos días de la tragedia, un grupo de siete laboratorios farmacéuticos encabezados por sus respectivos directivos, coordinados por el Consejo Farmacéutico Mexicano (CFM), evaluaron diversas acciones que agregaran valor para auxiliar particularmente a poblaciones vulnerables, bajo un minucioso sentido de responsabilidad social, se enfocaron en ayudar a los pobladores de Santiago Niltepec.
De inmediato el CFM convocó a personas con vocación de servicio y plantearon objetivos contundentes, construir 200 hogares y recomponer el tejido social y económico.
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Para este desafío solicitaron la experiencia y tecnología del programa ¡Échale a tu casa!, organización que construye casas para los no afiliados. Asimismo, Fundación Origen se unió a la iniciativa para cimentar un ecosistema de bienestar entre las familias, dotando a la comunidad de las herramientas que les permitirá mejorar sus negocios y calidad de vida.
A un año de lo ocurrido, la unión de fuerzas hizo posible impactar positivamente entre la comunidad de Santiago Niltepec. Se generaron más de 260 empleos directos para la construcción de 200 nuevos hogares dotados con todos los servicios, ahí vivirán 200 familias que resultaron ser las más afectadas el 7 de septiembre de 2017.
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