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“En la política todos los amigos son falsos y todos los enemigos son verdaderos”. Gustavo Díaz Ordaz, y en poco tiempo, muchos de los políticos actuales podrán comprobarlo.
Desde hace mucho tiempo tenemos la idea de que la expansión de las drogas tiene un origen oficial, es decir, se han apoyado en políticas públicas ligadas a los enormes intereses de la industria de la guerra, la farmacéutica y a los grupos financieros internacionales así como a los grupos de la seguridad y del espionaje, porque de su acción y de sus resultados se logran tener muchos pero muchos millones de dólares que no tienen control oficial ni se pueden rastrear fácilmente por los ciudadanos para impulsar y promover movimientos armados que sostengan esa política y les apoye a controlar a los grupos de políticos de otros países a cambio de su protección o del peligro de sus desestabilización, y es así que en este proceso se logra de parte de los grupos nacionales y esos grupos internacionales que se mantenga el proceso de saqueo de recursos naturales y de fondos públicos y del control de la producción agroalimentaria y del manejo de las fuentes financieras con las que, en cualquier momento, desestabilizan a un país, sobre todo, cuando como ahora en México, todos los grupos financieros son propiedad de empresarios extranjeros o de empresarios políticamente probados en su lealtad y por medio de sus negocios e inversiones en los Estados Unidos, como podrían ser los financieros mexicanos actuales.
Durante las guerras mundiales, primera y segunda, se probaron los medicamentos que tenían grandes cantidades de opiáceos y esto generó al lado del miedo provocado por la guerra el que miles y miles de norteamericanos del pueblo, no de las élites, se refugiara en las drogas, y se aumentó la afición a los cigarrillos y a las bebidas alcohólicas que van ligadas en cualquier tema de drogadicción. Durante la Guerra de Corea y la de Viet Nam, los mismos mandos de los norteamericanos alentaron el alto consumo de heroína y de marihuana entre sus tropas, y cuando éstos llegaba al país, se aumentaron los mecanismos de distribución, de tal suerte que incluso, para terminar con la guerra de Viet Nam con un aparente apoyo nacional, se movieron a los grupos de hippies y de luchadores por la paz ligados al alto consumo de marihuana y heroína que eran controlados por los mecanismos de operación oficiales que eran los responsables de conducir los enormes recursos financieros al sistema bancario norteamericano para darles un valor y meterlos a la corriente financiera internacional para fomentar su propia economía y dar fin a los grupos organizados de protesta civil en su interior, para evitar una corriente política que luchara contra el sistema norteamericano como se veía con la lucha de los derechos civiles y la paz. En este movimiento, aparecieron drogas producidas en los laboratorios, como el LSD, y de ahí se financiaron experimentos para ver los resultados en los grupos masivos en las poblaciones del tercer mundo.
Hoy en día, Trump, y el gobierno norteamericano, utilizan la lucha contra las drogas como una forma de amenaza e intervención en contra de otros países, y en el caso de la guerra contra los opiáceos, se usa, para pretender intervenir en México, ya que se nos acusa de que somos los que hemos enviciado y promovido su alto consumo que causa estragos y altos costos de atención en su país, pero la realidad es que, las investigaciones internacionales y nacionales, nos muestran que: “Una mala regulación y el abuso de un mercado médico legal han contribuido a la crisis que vive el país, donde en 2016 murieron 64 mil (norteamericanos) por sobredosis”, según una publicación de El Universal, de Fernando Alonso Aranda, aparecida el día 19 de noviembre, y continúa: “Datos preliminares del gobierno de Estados Unidos apuntan a que en el año 2016, las sobredosis de drogas fueron la causa de 64 mil muertes. Las sobredosis son desde hace varios años la primera causa de muerte accidental y, con el alza de este año, ya sobrepasan todos los picos históricos, incluyendo muertes por armas en 1993 y el peor año de accidentes viales en 1972. Incluso rebasan el peor años de la epidemia de VIH y las 58 mil muertes de soldados estadounidenses en la guerra de Vietnam”
“Inicialmente se pensaría que éstas muertes se deben principalmente al uso de drogas ilegales, como la heroína, la metanfetamina o e crack, drogas generalmente percibidas como las más peligrosas. sin embargo, la epidemia de opioides tienen una gran particularidad: fue provocada principalmente por opioides recetados legalmente por médicos y el grupo más afectado hoy en día es el de hombres blancos de clase media y entre 25 y 44 años de edad. Entre 1999 y 2014, más de 165 mil estadounidenses murieron por sobredosis de opioides legales, casi 40% de todas las muertes por sobredosis de 2014” y es claro que la poderosa industria farmacéutica que controla los mercados internacionales de drogas y de medicamentos que inducen al mayor consumo, no aceptará su responsabilidad ni aceptaran las demandas nacionales e internacionales de las familias de las víctimas de esa política no regulada y orientada a un mayor control de los grupos sociales para mantenerlos en la pendeja, y que no se despierten para demandar condiciones de una vida mejor y cambios importantes en el sistema de control oficial destinado a proteger los enormes intereses de los grupos de poder… así que, ahora, nos pretenden tomar como idiotas y culparnos de sus muertes y adicciones, cuando sus empresas farmacéuticas y financieras son las responsables… por eso hay que estar informado, para que no nos sorprendan y agredan…
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