En las democracias de grandes audiencias, los medios de comunicación han jugado un papel determinante, esa etapa en las competencias electorales inició en 1960, cuando por primera vez se transmitió en televisión el debate de los candidatos John F. Kennedy y Richard Nixon, quienes contendían por la presidencia de Estados Unidos, desde entonces, los medios de comunicación y especialmente la televisión, fueron cobrando relevancia como herramientas indispensables en las estrategias electorales y de comunicación política, pero también, se volvieron necesarias y, en algunos casos determinantes, para la formación de la opinión pública, el ejercicio del gobierno y el respaldo popular a políticas públicas y medidas legislativas que deriva en la legitimidad de los regímenes políticos, la generalidad y alcance del radio y la televisión en grandes sectores de la población, constituía un instrumento inigualable para acercarse al pueblo.
Giovanni Sartori[1], en su libro Homo videns, plantea un interesante análisis sobre los elementos que permitieron que, particularmente la televisión, jugará ese papel tan importante en las competencias electorales y en el ejercicio de gobierno, enfatizando el efecto que tienen las imágenes en las personas y que, contrario a la lectura e incluso a la radio, la recepción de imágenes inhibe el desarrollo de nuestras capacidades intelectuales además de que la información que recibimos resulta más convincente y menos susceptible de ser sometida al tamiz crítico por parte del televidente, Sartori, advierte también sobre el surgimiento y la masificación de otras tecnologías de la información como el Internet, que ahora, particularmente a través de las redes sociales, nos permite estar expuestos en mayor cantidad y diversidad a imágenes y videos, como consecuencia de ello, es lógico que tienen un mayor impacto en la formación de opinión pública y preferencias electorales que en algunos casos, han desplazado a los medios de comunicación tradicionales.
En el proceso electoral en curso, las estrategias de comunicación política serán determinantes, partidos políticos, aspirantes a cargos de elección popular y eventualmente precandidatos y candidatos, han centrado sus estrategias en una mayor exposición mediática, pero también en estrategias de posicionamiento territorial a través de espectaculares y bardas que han tapizado el país, en tanto que las redes sociales se han convertido en verdaderos campos de batalla política en donde las y los distintos aspirantes y Partidos Políticos, buscan imponer sus narrativas, que son multiplicadas y amplificadas a través de seguidores e influenciadores, pero también, mediante el uso de las propias herramientas tecnológicas como los bots, pero en todos los casos, las distintas estrategias se desarrollan a partir del mismo principio descrito por Sartori, se privilegia la imagen y el video por encima del contenido.
Frente a esa saturación de información, sub-información y desinformación, las y los ciudadanos debemos mantener la objetividad, someter a un escrutinio y análisis crítico los miles de mensajes, noticias, imágenes y opiniones que todos los días recibimos, más allá de la estridencia y del encendido discurso político, nos corresponde contrastar la información con datos y elementos indubitables que nos permitan verificar la información, solo de esa manera podemos formarnos una opinión y una preferencia electoral más o menos objetiva, combatir la infodemia y la posverdad y tomar la mejor decisión al momento de acudir a las urnas, es un deber que sin duda, fortalece nuestro sistema democrático.
Alberto Aníval Méndez Díaz.
[1] SARTORI Giovanni. Homo Videns. La sociedad teledirigida. Italia, 1997.