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El presidente electo Andrés Manuel López Obrador amplió el proyecto de un tren en el sureste de México.
Se presenta como la gran obra de su gobierno pero se puede convertir en su mayor dolor de cabeza.
Hablamos del Tren Maya, un "tren moderno, turístico y cultural" con el que Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, busca comunicar los principales centros arqueológicos de la cultura maya en cinco estados del sureste mexicano.
Y así, detonar el desarrollo económico de los principales destinos turísticos regionales como Cancún, Tulum, Calakmul, Palenque y Chichen Itzá.
El objetivo es terminar la ruta del Tren Maya a más tardar en 4 años, según informó López Obrador durante el anuncio del proyecto que costaría entre US$6.000 y US$8.000 millones.
"Es una obra muy importante porque se va a comunicar una de las regiones de más importancia cultural en el mundo. No hay en otras partes del mundo una región con tanta riqueza cultural como esta región de florecimiento de la gran cultura maya", dijo López Obrador.
El presidente electo anunció que el próximo 24 y 25 de noviembre los mexicanos están convocados a votar para decidir el futuro de ese y otros dos grandes proyectos que implican una multimillonaria inversión.
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El Tren Maya llegaría a diferentes puntos arqueológicos de cinco estados del sureste de México.
El ambicioso proyecto supone una ampliación de un plan previo de 900 kilómetros que abarcaba Quintana Roo, Chiapas y Tabasco. El incremento a 1.500 kilómetros incluye a Campeche y Yucatán.
De acuerdo con el presidente electo mexicano, la decisión de extender la ruta se debe en parte a que ya se cuenta con el derecho de vía del antiguo ferrocarril del sureste que iba desde Palenque hasta Valladolid.
Y para financiar el proyecto se prevé utilizar los fondos recaudados a través del Impuesto al Turismo, que anualmente ascienden a unos US$370 millones (en la paridad actual).
"Vamos a contar con estos ingresos durante los 6 años", dijo López Obrador.
"Como no va a ser suficiente, se va a hacer una convocatoria para buscar una sociedad con la iniciativa privada, de modo que va a ser una inversión mixta: inversión pública, inversión privada".
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Con el tren maya se pretende impulsar la economía, el turismo y la cultura del sureste de México.
Para agilizar la construcción del tren, López Obrador señaló que su administración lanzará las licitaciones públicas de los contratos desde el primer momento en que asuma oficialmente la presidencia el 1 de diciembre.
Para algunos, el Tren Maya puede ser la obra más importante del sexenio de López Obrador.
"Creo que es un buen proyecto", comentó Bendreff Dessilus, investigador de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle, en entrevista con BBC Mundo.
"Yo no veo un México desarrollado sin tener vías férreas para la circulación tanto de mercancías como de gente en el país".
Aunque el plan del tren despertó interés tanto en el sector empresarial como de negocios, algunos dudan del financiamiento y plazo del proyecto.
"Conforme el proyecto se eche a andar se van a encontrar posiblemente algunas dificultades que van a necesitar modificaciones. Necesitará un poco más de tiempo, incluso como mínimo yo diría todo el sexenio", señaló Dessilus.
"¿De dónde va a sacar los recursos? ¿Va a aumentar los impuestos? Él ha dicho que no va a aumentar los impuestos. Los recortes salariales de los que (AMLO) está hablando para sacar recursos para hacer esos proyectos, no le va a alcanzar".
Días antes de hablar sobre el Tren Maya, López Obrador anunció una consulta nacional para decidir la construcción de un nuevo aeropuerto.
El periodista de BBC Mundo en México Alberto Nájar recuerda que el presidente electo se opuso desde su campaña electoral a dicho proyecto aeroporutario por el alto costo para las finanzas públicas de la construcción.
"Pero en el próximo ferrocarril se utilizarían recursos públicos, algo que algunos han cuestionado", apunta Nájar.
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El tramo previsto para el tren es de 1.500 kilómetros.
A los retos presupuestarios, que fueron el motivo por el cual los proyectos ferroviarios en la administración de Enrique Peña Nieto fracasaron, se puede sumar el desafío de negociar con las comunidades que serían afectadas a lo largo de los 1.500 kilómetros de construcción, que incluyen grupos indígenas y miles de ejidatarios (usufructuarios de tierras).
Otra polémica es el tendido de la vía férrea. Ambientalistas advierten que la ruta propuesta pasa por algunas zonas de reserva ecológica.
El tendido de las vías y el cruce del tren puede causar afectaciones ambientales en las selvas de la región.
"Es un trazo muy interesante, de muchos retos, de impacto ambiental porque atraviesa unas zonas selváticas interesantes, pero también supone un reto de infraestructura: hay una serie de ríos, una serie de lagos, de retos de ingeniería", comentó en entrevista el ingeniero Eduardo Ramírez Leal, presidente nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción.
"La generación de empleos nos parece algo muy interesante por aquella zona. Es una zona de nuestro país que requiere mucho apoyo por el tema de desigualdad en algunos estados".
En cuanto a la construcción del proyecto, Ramírez Leal ve el Tren Maya como una oportunidad para impulsar la industria de la construcción mexicana.
"Por un lado, esperemos que se apoye muchísimo a las empresas mexicanas, a la ingeniería mexicana para el desarrollo del mismo proyecto. Y en la ejecución, si no es el inversionista mexicano, pues que sí sean empresas (mexicanas) que participen dentro de esta política pública de construcción de este proyecto".
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Se prevé financiar el proyecto del tren con inversión pública y privada.
Sobre el ambicioso proyecto, el presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo, José Manuel López, señaló que además de ser de pasajeros, el tren se debería utilizar para el traslado de mercancías.
Al ser de "uso mixto", dijo, puede detonar de manera complementaria el crecimiento económico del sureste y así respaldar al turismo de la región.
El empresario, originario de Yucatán, señaló que el gobierno también puede trabajar con las regiones por las que pasaría el tren para fomentar la producción agrícola y comestible de esas zonas y activar su economía.
(*) Este artículo fue actualizado con la información del llamado a una consulta ciudadana sobre el proyecto.
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