La cadena rusa RT, financiada por el Kremlin, empezó a emitir en 2005 y recientemente ha sido objeto de varias investigaciones por su papel en campañas de desestabilización en procesos e instituciones democráticas. Este diario informó en octubre de sus reportes sesgados sobre la crisis Catalana. Otros países pueden estar en riesgo en 2018. Latinoamérica, donde se celebran elecciones en Colombia, México, Venezuela o Brasil, podría ser el próximo objetivo de la interferencia rusa, según el gobierno de Estados Unidos. Durante una semana, entre el 6 y el 12 de febrero, vi la programación del canal en español (creado en 2009) y hablé con más de media decena de sus experiodistas. Estas son mis conclusiones.
Los directivos y defensores de RT en los medios dicen que la cadena hace el mismo tipo de trabajo que la BBC, la Deutsche Welle o cualquier otro medio público estatal, pero aunque es verdad que en mayor o menor grado todas sufren interferencias gubernamentales, basta ver un boletín de RT en Español para notar que el contenido de ésta es diferente.
En RT en Español casi ninguna información parece neutral. Un ejemplo: un dramático vídeo emitido el miércoles 7 de febrero sobre unos niños libios jugando a las ejecuciones podría ser una oportunidad para analizar los crudos efectos de la guerra en la infancia, pero en RT en Español es una excusa más para atacar a Occidente. Un analista consultado por Skype, Eduardo Luque Guerrero afirma que la OTAN destruyó Libia por su intervención en la guerra civil libia en apoyo de los rebeldes que derrocaron en 2011 a Muammar Gaddafi. Luque Guerrero explicó en una entrevista por teléfono posterior que sus conocimientos de Oriente Próximo y el norte de África provienen de sus viajes como turista y activista por la región. Este es un lugar común en los reportes de RT: expertos que opinan de casi cualquier cosa siempre con un sesgo antioccidental sin formación para ello.
“La función principal de RT es la de perro de presa”, me dice posteriormente Ben Nimmo, un investigador de RT que trabaja para el think tank Atlantic Council. El periodismo del Servicio Mundial de la BBC, donde trabajé tres años, no presenta una visión maniquea de buenos y malos, sino que se propone reflejar la complejidad del mundo. La cadena busca la imparcialidad dando voz a los dos bandos cuando aborda temas divisivos. La BBC ha llegado a ser criticada por opositores rusos por un eterno documental “pro-Putin”.
A diferencia de RT con su Gobierno, la BBC ha martilleado sin cesar al gobierno británico por el proceso del Brexit, criticó la participación británica en la guerra de Irak y distintos primeros ministros británicos se han quejado de que la televisión pública británica tiene un sesgo antigobierno. Por contra, el presidente ruso, Vladimir Putin, convoca periódicamente a los jefes editoriales de los medios estatales para coordinar la manera de difundir su propaganda. La editora jefe de RT es Margarita Simonián, cercana a Putin. Simonián ha dicho en entrevistas que RT es un “arma de información” y que su función es hacer crecer su audiencia en tiempos de paz para hacer uso de ella en tiempos de guerra.
Poco a poco, RT está siendo tratado por Occidente como un medio de propaganda, a pesar de las protestas de sus ejecutivos. Su filial estadounidense tuvo que registrarse en noviembre como agente extranjero, del mismo modo que lo estuvo el diario soviético Pravda durante la Guerra Fría. En Reino Unido, el órgano regulador de los medios Ofcom ha sancionado en repetidas ocasiones a RT por violar los estándares periodísticos, mucho más que a cualquier otro canal de televisión. En ese sentido, RT es más Voice of America que BBC.
Los boletines de la cadena estatal rusa en español RT van precedidos del lema “Sepa más” pero aunque falta poco más de un mes para la elección presidencial rusa, esta cadena de noticias 24 horas no permite saber más sobre el evento político más importante de su propio país. En RT apenas se habla de política rusa, aunque sí se cubren temas sobre la sociedad, cultura y deportes rusos. Los portavoces de RT suelen decir que a sus espectadores no les suele interesar la política rusa.
“Jamás he visto una crítica a Putin ni una rectificación”, me dijo el investigador experto en Rusia del think tank CIDOB Nicolás de Pedro. “A Putin lo muestran por lo general de modo positivo pero sin caer en la alabanza ridícula de los medios rusos”.
El fundador de la televisión independiente Dozhd, Mikail Zygar, resume la filosofía del Kremlin de la siguiente forma: “La televisión rusa no sugiere que los líderes rusos son mejores o menos corruptos, o más honestos y justos, que los líderes occidentales. Más bien, dice que todo es lo mismo en todas partes. Todos los políticos del mundo son corruptos -basta mirar a las revelaciones en los Papeles de Panamá. En todos lados, los derechos humanos son violados -basta mirar a lo que hacen los policías estadounidenses a la gente negra. Todos los atletas se dopan. Todas las elecciones son manipuladas. La democracia no existe en ningún lado, así que ríndanse”.
RT en Español emite por televisión durante 24 horas pero es difícil saber cuántos televidentes tiene ya que la cadena no da datos de audiencia. En un email un portavoz me dio un dato global para los tres canales de televisión –inglés, árabe y español-: en 38 de los más 100 países en que está disponible, RT tiene una audiencia de 35 millones al día. Las plataformas de cable no confirman ese extremo. Preguntadas por este diario, las principales proveedoras de televisión en España y EE UU admiten que RT ni siquiera llega a los límites para incluirla en sus reportes de audiencias, es decir, no llega al 0,5% en la mayoría de casos.
RT tiene contratos para emitir su canal en español con más de 600 proveedores de cable en España y Latinoamérica, según la información en su web.
El presupuesto de RT para 2018 asciende a 19.200 millones de rublos (329 millones de dólares) para sus canales de televisión y webs en seis idiomas, según me dijo un portavoz. Sus recursos totales son casi equiparables a los del Servicio Mundial de la BBC, que para 29 idiomas disponía en 2017 de 261 millones de libras (360 millones de dólares). Ni siquiera BBC Mundo, el servicio en español de la BBC, tiene un canal de televisión.
El interés de Rusia por Latinoamérica se explica en buena parte por el resentimiento que siente Putin por las alianzas de EEUU en la esfera de influencia rusa. “Es un contraataque”, me dice el investigador del Atlantic Council Nimmo. “Rusia cree que EEUU interfiere en su órbita y la reacción es hacerle lo mismo”.
RT tiene un impacto mayor en internet, donde los expertos destacan que ha conseguido captar a millones de seguidores con una mezcla de propaganda política que apela a jóvenes izquierdistas y contenidos virales atractivos para consumidores de entretenimiento.
Una campaña promocional en televisión que muestra a jóvenes hispanos lanzándose un smartphone como si fuese una pelota lleva el eslogan: “Compartimos lo que usted compartiría”.
RT en español tiene más de 5.8 millones de seguidores en Facebook y más de 2.8 millones en Twitter. Muchos son bots que ayudan a difundir contenidos provocadores durante las campañas de desestabilización del Kremlin, como la del referendum de Cataluña, con titulares como: “¿Por qué la OTAN no bombardea Madrid durante 78 días?”. Este diario informó de la actividad de esas cuentas durmientes, que ha cesado por completo después de esas revelaciones.
Según me dijeron más de media decena de experiodistas latinoamericanos y españoles, los jefes de RT mantienen un control férreo de la información. Los hispanos raras veces tienen acceso a las reuniones editoriales en las que son los jefes rusos quienes deciden la agenda. La información es redactada por un equipo de rusos con buen dominio del español, que han estudiado filología y no periodismo.
“Nunca participé en una reunión editorial”, me dijo una experiodista que trabajó durante años en el canal. “No querían input de nosotros. Es propaganda burda y mal hecha”.
RT en Español tiene aproximadamente 350 empleados, en su mayoría de España, Latinoamérica y Rusia, según me dijo la cadena. La mayoría de los periodistas hispanos son jóvenes con poca trayectoria profesional. Les atrae de Rusia la aventura personal y los relativamente altos salarios que paga RT. Saber ruso no es un requisito.
Muchos que llegaron con ambición tras la fundación de la cadena, acabaron resignados. “Teníamos una broma en el equipo cada vez que había una noticia de última hora, decíamos ‘que no cunda el pánico, todo es culpa de EEUU”, me dijo un extrabajador.
En RT en Español abunda la información negativa sobre Estados Unidos y Europa, complementada por intervenciones a través de Skype de analistas que a menudo tienen poca cualificación pero opiniones extremas.
Vi presentados como expertos a comentaristas desconocidos para el gran público. La cadena tiene la costumbre de recurrir a ellos en sus boletines informativos para introducir un sesgo favorable al Kremlin después de informaciones puramente fácticas.
Esta práctica desmoraliza a los periodistas que llegaron a RT con la intención de hacer un periodismo de mayores estándares: “Es muy frustrante que hagas tu reportaje imparcial y justo después metan a un experto tan sesgado”, me dijo un extrabajador.
Muchos de los colaboradores también participan en otros canales estatales en español que promueven a activistas de izquierdas, como HispanTV (iraní) o Telesur (venezolano).
Entre los colaboradores habituales se encuentran: José Egido, exdirigente del partido independentista vasco Herri Batasuna, y Juan Antonio Aguilar, exdirigente ultraderechista y director de El Espía Digital, un medio que suele difundir teorías conspirativas.
“Para ciertos colectivos es un altavoz, una ventana que tenemos que aprovechar”, me dijo José Manzaneda, miembro de la asociación Euskadi-Cuba, que colabora con RT en Español desde hace cuatro años. “Ellos buscan a analistas internacionales con visiones progresistas o incluso revolucionarias”.
Luque Guerrero me dijo que en ocasiones ha hablado de forma crítica sobre Putin o el primer ministro, Dmitry Medvedev. “A mí nunca me han dicho ni pío. En el momento en que me lo digan pues adiós muy buenas”.
De acuerdo con los directivos, RT da voz a los que no la tienen, pero durante una semana viendo el canal me di cuenta de que en lugar de promover la justicia social, el verdadero interés de la cadena radica en difundir un mensaje victimista y resentido contra EEUU y Europa.
Es verdad que durante la semana que vi RT en Español me encontré con reportajes sobre personas vulnerables como por ejemplo una extensa charla con líderes indígenas de Guatemala el martes 6 en el programa Cartas sobre la Mesa.
Pero RT da espacio a grupos marginales como por ejemplo la reposición el domingo 11 de un documental sobre los independentistas de Republic of Texas, un grupúsculo de unos 40.000 miembros que ha formado un gobierno paralelo con su propio departamento de estado y sistema judicial.
Al dar espacio a personajes y grupos radicales, el Kremlin busca debilitar a Occidente, según Anton Shekhovtsov, un académico que ha investigado el apoyo ruso a grupos extremistas de Europa. “A Moscú no le importa el color político: separatistas, extremistas de derecha, de izquierda… el objetivo es sembrar inestabilidad”.
Mientras que RT en Español es un medio que busca la simpatía de izquierdistas jóvenes en Latinoamérica, su hermana alemana ha dado voz a la ultraderecha alemana. Entre otros extremistas de derecha, RT ha entrevistado al editor neonazi alemán Manuel Ochsenreiter y al supremacista blanco estadounidense Richard Spencer.
¿Alguna información crítica sobre el hambre, la miseria creciente o el éxodo en Venezuela? No me encontré nada de eso. Al contrario. Escuché a Javier Carrasco, presentador del Zoom, culpar a EEUU del sufrimiento en Venezuela a causa de lo que él llamó “bloqueo”.
Aunque ahora lo esconde en su biografía oficial, la corresponsal de RT en Español en Caracas, Érika Ortega Sanoja, fue diputada del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En México, donde EEUU teme una interferencia rusa en la elección del 1 de julio, RT en Español tiene entre sus colaboradores estrella a John Ackerman, un académico entusiasta defensor del candidato presidencial de izquierdas Andrés Manuel López Obrador. La esposa de Ackerman, Irma Sandoval, ha sido seleccionada por López Obrador como una futura componente de su gabinete en caso de victoria en la elección del 1 de julio.
Desde septiembre de 2016, RT en Español publica cada semana videos de Ackerman que son difundidos por redes sociales. “Yo de ninguna manera represento a ni recibo instrucción alguna de RT”, me dijo Ackerman en un correo electrónico. “Los mismos videos contienen el disclaimer de rigor que indican que las opiniones no son de la empresa sino exclusivamente de la persona que las emite, algo que siempre aplica para todos los ESPACIOS DE OPINIÓN que existen en cualquier medio”.
Una extrabajadora mexicana, Georgina Hidalgo, me dijo que RT en Español solo da información negativa sobre su país. “Es TODO lo que muestra. El narco y el crimen y los pobrecitos migrantes, la verdad pues, la que todos repiten ad infinitum pero NO es lo unico que hay”, me dijo en una conversación online. Hildalgo ha escrito Vodka Naka, un libro sobre su experiencia en Rusia en la que incluye anécdotas sobre “la torre de Babel de RT”, la sede central de la cadena en la calle Borovaya de Moscú.
Una paradoja de este canal es que emite programas de calidad que a veces ganan premios. RT en Español ha ganado algunos, como los seis galardones que recibió en 2010 en el mayor concurso latinoamericano en el ámbito de la mercadotecnia y el diseño de televisión, Promax/BDA Latinoamérica.
Uno de los experiodistas con los que hablé me dijo que a pesar de la censura, muchos extranjeros optan por quedarse en RT por la oportunidad de hacer grandes historias: “Hoy el periodismo internacional se hace en muchos medios de comunicación desde una silla pero en RT tienes el privilegio de viajar al terreno y a veces salen historias muy buenas porque tienes la oportunidad de hacer reportajes de tres minutos que te los rechazarían en cualquier otra televisión”.
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Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).
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